La competencia en la pareja, un pequeño y adorable monstruo que parece indefenso, pero con el tiempo va creciendo y devorando todo a su paso.

 

¿Debe existir la competencia dentro de una relación? ¿Qué hacer cuando tu pareja solo quiere competir contigo?

 

Crecimos y convivimos en una sociedad altamente competitiva.

 

De hecho, hemos involucrado la competencia en muchos aspectos de nuestra vida y no todo ha sido negativo. Se podría decir que competir es beneficioso.

 

Entonces… ¿La competencia es buena? ¡Sí!

 

En los deportes, por ejemplo, proporciona una salida social y un sentido de comunidad.

 

Además, la naturaleza competitiva de los deportes nos mantiene motivados y luchando por la excelencia.

 

Ahora bien, en el lugar de trabajo, la competencia nos mantiene alerta y motivados para lograr el éxito, y se siente genial cuando superamos a la competencia.

 

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En el mundo de los negocios, la competencia es crucial porque mantiene los costos bajos para los clientes.

 

El único momento en que la competencia es dañina es cuando interfiere con nuestras relaciones de pareja.

 

Permitir aperturas visibles para que se filtre dentro de la relación, es muy nocivo porque una vez que se instala, es el mayor saboteador.

 

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Cuando tu pareja solo quiere competir ¿quién pierde?

 

Cuando se compite con la pareja, nadie gana. Muy difícil sacar ventaja en esta situación.

 

Es sumamente agotador, luchar por tener la razón, que también es una forma de competencia.

 

Si discutes como si fuera un concurso, vas lanzado una serie de afirmaciones y buscas dominar la situación.

 

Y no estás sola en este proceder, él también busca ser el vencedor y por eso se sumergen en un mar de desacuerdos.

 

Eso se observa a diario en muchas parejas. Por ejemplo, en mi familia, mi prima Karina, anda en una competencia sin fin con su esposo Frank.

 

Ella quiere comprar una casa nueva, debido a que vive en un apartamento viejísimo.

 

Ha sacado cuentas y descubrió que gasta desordenadamente en reparaciones de plomería y siempre hay daños escondidos que salen a relucir cuando ella menos lo espera…

 

Su adorado Frank, opina que no es necesario la compra de una nueva vivienda y expresa estar a gusto en ese lugar.

 

Ambos, a diario, desde hace más de un año, discuten y lanzan argumentos al aire y no buscan una solución, sino, por el contrario, luchan por mantener la razón, esperando que la otra parte ceda para quedar como ganador.

 

COMPITE CONTIGO MISMA Y SIEMPRE SERÁS LA GANADORA…Bruni Vázquez M.D.

 

El conflicto se convierte entonces en una competencia por el dominio de la garata.

 

Perdieron de vista que la solución no estaba en quién ganaba, si se hubieran tomado el tiempo para sopesar los puntos de vista del otro.

 

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Las parejas que se ven envueltas en luchas de poder repiten con frecuencia los mismos argumentos.

 

Si durante los desacuerdos te encuentras tratando de persuadir a tu pareja de tu punto de vista, o tratando de salirte con la tuya, de seguro estas empeñada en “tener la razón”.

 

Y si tu pareja comparte tu perspectiva de ser vencedor y ambos están esperando que el otro cambie, la relación sufrirá a medida que se intensifique cada argumento.

 

El maltrato emocional…encontrando la solución

¿Debo salir corriendo cuando la competencia forma parte de la relación?

 

Si estás enamorada y convencida de que ese hombre vale la pena, no hay razón para abandonarlo en el camino…

 

Vamos a darte algunas pistas al respecto y pronto verás los resultados.

 

• Comprender la perspectiva de tu pareja debe ser tu primera prioridad. Es nada más y nada menos que tener empatía. Ponte en su lugar e intenta adentrarte en su punto de vista.

 

• Sus emociones también cuentan. Cuando consideras lo que la otra parte siente, en cierta manera te da la oportunidad de unificar metas, ideas y hasta llegar a un acuerdo que beneficie a ambos por igual.

 

• Identifica los puntos de acuerdo. Encuentra áreas de común acuerdo después de realmente “escucharse” el uno al otro.

 

• Considera asumir una posición neutral en ocasiones. Por supuesto, ser asertiva sin empujar tu opinión, te conviene. Pero procura que la conversación sea respetuosa, compasiva y sincera.

 

Siempre respetarse el uno al otro debe ser una de sus principales prioridades.

 

En una relación, la comunicación es crucial, pero cuando se hace sin empatía y respeto, puede ser extremadamente dañina.

 

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Incluso si tú y tu pareja a menudo entran en desacuerdos, no tiene por qué ser malo para su relación.

 

Lo que importa es cómo manejan esas diferencias en lugar de cuán compatibles son.

 

Si has intentado todo y ves que no hay cambios y esa competencia se mantiene latente, no temas en pedir ayuda a un profesional.

 

Una persona que dé un punto de vista diferente basado en su experiencia profesional nunca está de más.

 

Lo ideal es agotar los recursos y buscar diferentes alternativas para la resolución de conflictos. Pero, como siempre hemos dicho…todo tiene su límite…

 

El esfuerzo debe ser mutuo.

 

Si tú como pareja has identificado el problema, lo han dialogado e intentado con decenas de opciones para eliminar la competitividad de la relación y el hombre se resiste y recae constantemente en lo mismo, resultará imposible un nuevo camino.

 

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Es un trabajo en pareja, lamentablemente hay hombres y mujeres que tienen que competir para todo, de hecho, forma parte de su personalidad y jamás dejan de hacerlo.

 

Es ahí donde tu debes tomar la decisión correcta para tu vida, porque para competir se necesitan dos y siempre hay una salida…

 

Al final de cuentas… ¿Me rindo ante la competencia?

 

Rendirse en muy escasas ocasiones es la solución, mantener una autoestima saludable si lo es.

 

Pero, sí en cambio, el hombre desea que la relación supere la crisis, entonces adelante.

 

Una sana competitividad es excitante y nos mantiene interesada. Cuando se lleva al extremo del fracaso de la relación, no hay quien se salve.

 

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