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EXPECTATIVAS SOCIALES Y MATRIMONIOS FALLIDOS

El matrimonio debería ser un dúo:  Cuando uno cante, que el otro aplauda – Joe Murray

Las expectativas sociales juegan un papel importante en la forma en que percibimos y vivimos nuestras relaciones, especialmente en el matrimonio. Y muy a pesar de todos los adelantos en el empoderamiento de la mujer quien usualmente sufre la parte más difícil.

Desde una edad temprana, las personas son bombardeadas con ideas sobre cómo debería ser una relación ideal: la imagen de una pareja feliz, el hogar perfecto y el éxito material. Se centran en el hombre como proveedor exclusivo y la mujer como obediente ama de casa atendiendo todo lo que se presenta.

Sin embargo, estas expectativas no siempre se alinean con la realidad de las relaciones humanas, lo que puede llevar a malentendidos, frustraciones y, en última instancia, a matrimonios fallidos.

Necesitamos también tomar en consideración la etapa de vida en la cual se encuentra la mujer. Una joven de 20 o 25 años que espera ser madre no se encuentra en la misma situación que una mujer, que ya pasados sus 50 sin hijos o con nietos decide formalizar con un varón en su misma etapa de vida,

Hoy en día hemos evidenciado un avance significativo en las responsabilidades de las damas. Ahora, no solo ella atiende al marido, el hogar y los hijos o los nietos, (o ambos), también tiene una profesión que conlleva una doble responsabilidad en su vida.

Asiste a su pareja con una aportación económica adicional para los gastos del hogar. Y si ambos ya están retirados del ámbito laboral resulta entonces más importante aclarar cómo se harán las aportaciones para cubrir esos gastos.

Te presentamos la situación de una amiga que nos escribe con el siguiente reto:

La llamaremos Alondra para proteger su identidad. Alondra, de 58 abriles, se queja de que hace dos años se casó con este caballero de 64 y todo andaba muy bien hasta que se presentó la emergencia de la hermana mayor de Alondra. Esa hermana necesitaba cuido al quedar encamada y sin otros familiares que pudieran colaborar. Solo Alondra podía ayudar.

La situación provocó una crisis sin precedente en el seno del hogar y Alondra se vio forzada a tomar una decisión muy difícil para ellaya que su pareja rehusaba formar parte del equipo de ayuda… ¿Cuál piensas fue esa decisión?

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Ahora exploraremos cómo esas expectativas sociales influyen en las relaciones, las presiones comunes que enfrentan las parejas, estrategias para gestionar expectativas realistas y algunas ideas para construir relaciones sólidas.

Atenta a lo que sigue…

¿Cómo las expectativas sociales influyen en nuestras relaciones de pareja?

Desde la infancia, hemos sido moldeadas por las normas y valores de nuestro entorno social. Las películas, la televisión, la literatura y las conversaciones familiares contribuyen a la formación de ideales sobre el amor y el matrimonio.

¿Soltera y sin compromiso?

Estas representaciones promueven una visión romántica que puede ser poco realista. (Tipo historia de película de Disney). Y casi todas nuestras amigas corren por el mismo carril perpetuando las falacias sobre las relaciones y como tenemos que unirnos en matrimonio ‘bien casadas’ y seguir el rumbo de toda mujer en el universo.

Estamos hablando de aquellos que deciden formalizar un matrimonio ya que al presente mas y mas personas optan por la libre convivencia sin las supuestas ataduras legales.

Lo que sucede con esto es que cuando las parejas entran en el matrimonio con estas expectativas fantasiosas, pueden encontrarse decepcionadas cuando la vida real no cumple con sus ideales.

La falla en la comunicación sobre estas expectativas puede llevar a malentendidos y resentimientos. Por lo tanto, es importante reconocer cómo estas influencias externas pueden afectar la relación y que la pareja trabaje para establecer sus propias normas y expectativas.

Échale un ojo → La paradoja de Salomón …para amantes

Es harto conocido que el matrimonio, como institución social, está rodeado de una serie de expectativas que varían según la cultura, la religión y el contexto socioeconómico. Estas expectativas pueden influir en la dinámica de las relaciones y en cómo las parejas perciben su compromiso mutuo. El resultado puede ser diferente si se vive en Europa, Estados unidos o latino América.

Aquí te menciono 8 de las Expectativas sociales más comunes que fácilmente pueden ocasionar el rompimiento de una relación matrimonial…

1.Compromiso y fidelidad

Una de las expectativas más arraigadas es que ambos cónyuges deben ser fieles el uno al otro. La fidelidad se considera un pilar fundamental del matrimonio, y su incumplimiento a menudo puede llevar a conflictos severos y a la disolución de la relación. Y esto a pesar de que en esta época moderna la infidelidad, aunque sigue considerándose malvada, es más aceptable para muchas parejas que logran recuperarse del trago amargo y continuar con su relación.

2. Roles de género tradicionales

En muchas culturas, se espera que el hombre asuma el rol de proveedor y protector, mientras que la mujer suele ser vista como la cuidadora del hogar y los hijos. Aunque estos supuestos están cambiando, todavía tienen un impacto significativo en cómo se estructuran las relaciones matrimoniales. Y depende principalmente de la cultura. En una cultura machista esos roles son más arraigados y la mujer que desea superarse fuera del hogar no es vista con buenos ojos.

3. Procreación

La expectativa de tener hijos es común en muchas sociedades. Se considera que formar una familia es una parte integral del matrimonio, y las parejas sienten presión para cumplir con esta norma social, incluso si no comparten el mismo deseo. Aun con la sutil presión que conlleva la expectativa de engendrar hijos rápidamente, una vez contraído el matrimonio, sabemos que cada día que pasa son más las mujeres que le dicen no a ser madres. Y claro está, resulta diferente en parejas pasados sus 50. En estas parejas, de haber procreado hijos en otras relaciones, enfrentan el reto de acomodar en su nueva vida a esos hijos y posiblemente nietos.

4. Estabilidad económica

Se espera que el matrimonio proporcione una base económica sólida para ambos cónyuges. Esto implica no solo compartir gastos, sino también planificar un futuro financiero en conjunto, lo cual puede incluir decisiones sobre trabajo, ahorro e inversiones. De hecho muchas parejas ahora se casan con capitulaciones para evitar caer en los tribunales de surgir un divorcio. Poco romántico pero decididamente practico.

5. Apoyo emocional

El matrimonio se ve como una fuente primaria de apoyo emocional. Se espera que los cónyuges sean compañeros comprensivos y empáticos, capaces de brindar consuelo y aliento en momentos difíciles. Vemos muchas parejas que dicen presentes en los momentos difíciles haciendo que el matrimonio perdure en las buenas y en las malas…pero no todo el tiempo es así…

6. Aprobación familiar

La aceptación por parte de las familias es una expectativa común que puede influir en la decisión de casarse. Muchas parejas sienten la presión de obtener el visto bueno de sus familias antes de formalizar su unión, lo que puede complicar las dinámicas familiares. Aquí lo bueno es que a medida que monta la edad las parejas mayores les importa menos esas opiniones y deciden con seguridad su futuro en pareja.

7. Vida social compartida

Se espera que las parejas compartan amigos y actividades sociales. La integración de sus vidas sociales es vista como un indicador de una relación sana y exitosa; sin embargo, esto puede ser un desafío para aquellos que disfrutan de grupos o amistades especiales que prefieren mantener individualmente.

8. Felices para siempre

La creencia de que el matrimonio debe ser una experiencia constantemente feliz puede llevar a la negación de problemas reales dentro de la relación. Cuando surgen conflictos o momentos difíciles, algunas personas pueden sentirse culpables o inadecuadas por no cumplir con esta expectativa social.

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Ahora vamos a ver cómo podemos salvaguardarnos de esas expectativas que en la mayoría de los casos son poco realistas…

Estrategias para establecer expectativas saludables y realistas dentro del matrimonio

  1. El diálogo es crucial: La clave para gestionar expectativas realistas es mantener un diálogo abierto sobre lo que cada uno espera del matrimonio. Las parejas deben sentirse cómodas compartiendo sus pensamientos y sentimientos sin miedo a ser juzgadas. Vístete de paciencia porque no será fácil.
  2. Metas realistas: Trabajar juntos para establecer metas realistas y alcanzables puede ayudar a alinear las expectativas de ambos miembros de la pareja. Esto incluye discutir aspectos como finanzas, presencia de los hijos adultos de relaciones anteriores (o nietos) y como influyen en los planes a largo plazo.
  3. Evolución en unión: Es importante reconocer que las circunstancias cambian con el tiempo. Las parejas deben estar dispuestas a ajustar sus expectativas según sea necesario a medida que evolucionan sus vidas en comun.
  1. Educación continua : Asistir a talleres o leer libros sobre relaciones puede proporcionar herramientas valiosas para entender mejor cómo manejar las expectativas dentro del matrimonio. Aunque entendemos esto no es del agrado de muchos varones bien vale la pena arrastrarlo a un taller que será de beneficio para ambos.
  1. Aceptar lo imperfecto: Reconocer que ninguna relación es perfecta es fundamental para gestionar expectativas realistas. Las imperfecciones son parte natural de cualquier relación humana. Si ronca, es maceta y rehúsa lavar los platos pero es excelente padre o abuelo, te lleva a tus citas médicas y cocina un buen arroz con pollo,  entendemos amerita una oportunidad… 😊

La importancia de construir una relación sólida basada en el entendimiento mutuo no puede subestimarse. Las expectativas sociales pueden influir negativamente en las relaciones si no se atienden adecuadamente. Al reconocer estas influencias externas y trabajar juntos para establecer expectativas realistas, las parejas pueden fortalecer su vínculo y crear un entorno donde ambos se sientan valorados y comprendidos.

Recuerda que cada pareja es única; lo crucial es encontrar lo que funciona mejor para ti y tu pareja mientras juntos navegan por el turbulento mar del matrimonio.

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