
¿Has pensado hasta qué punto tiene derechos ‘la otra’?
…Y si eres ‘la otra’ presta atención.
Para comenzar tenemos que reconocer la frecuencia de la infidelidad en las relaciones…
Los expertos anotan que la infidelidad ocurre entre un 15 a 20 % de las parejas.
¿Qué significado le damos entonces a ‘derechos de la otra’ cuando de una relación secreta se trata?
Le dejaremos las legalidades a los picapleitos y nos enfocaremos en aquellos derechos que por ser humana nos corresponden.
También sería bueno darle significado a la frase ‘la otra’ tal y como la utilizaremos aquí:
La conoces como amante, concubina u otra mujer que irrumpe en una relación matrimonial (o de una unión por lo general de larga duración.) enamorándose y sosteniendo una relación furtiva con un miembro de la pareja.
También ‘la otra’ puede fácilmente ser tú en algún momento.
Clarifico que el término “amante” en tiempos pasados no estaba ligado a la infidelidad.
Mas bien significaba la mujer que amaba, la que abandonaba todo por seguir a su amado. Incluyendo, invalidando su amor propio y su dignidad.
¡Qué fuerte!
Otorgándole un significado más a tono con nuestros tiempos— la amante la vemos como aquella mujer que sostiene una relación prohibida con un hombre casado o comprometido en una relación longeva.
Eliminar las categorizaciones en estos casos sería lo ideal ej. los cuernos, la otra, los culpables etc.
Continuaremos utilizando aquí el término ‘la otra’ por falta de mejor termino.
Lo perfecto sería—después del shock inicial—y tan pronto sea posible—trabajar en la restauración de la paz y promover el mejor bienestar para los involucrados.
El trato a los integrantes de esa tripleta debe ser cónsono con el trato que le otorgamos a todos y todas por igual sin importar la posición que ocupan en sus relaciones.
Nada fácil de llevar a cabo.
Necesidades insatisfechas
La infidelidad responde a muchos factores los cuales exploramos en el artículo INSATISFACCION… ¿CAMINO DIRECTO A LA INFIDELIDAD?
Pero al momento basta con afirmar que la infidelidad por lo general no implica maldad en las personas con el fin de destruir a una pareja.
En muchas ocasiones esa infidelidad responde a necesidades insatisfechas, un aburrimiento abrumador o simplemente que se presentó la oportunidad.
Todos los elementos obraron para que en ese momento se concretara el enyunte.
Lo ideal es no llegar a ese extremo.
Pero el hecho de ser una situación muy dolorosa y estigmatizada en nuestra cultura hace que sea necesario se discuta abiertamente con miras a la aclaración de los papeles que juegan los protagonistas.
Responsabilidades y derechos
Pregunta…¿Cuál es la responsabilidad que tiene cada uno de los involucrados en un triángulo amoroso?
Respuesta… Tienen la responsabilidad de tomar decisiones racionales considerando las mejores opciones para todos los envueltos en el proceso.
Es importante entender que—aunque él hombre o la mujer infiel decida abandonar su relación existente para entregarse a esa nueva pasión—existe un deber de respeto y consideración hacia su expareja…
En adición a todo lo que conlleva dicha situación en cuanto a hijos, bienes, negocios y como familia.
Este último es un lazo que no se rompe, aunque las partes involucradas continúen con sus respectivas vidas en brazos de otra pareja.
Las responsabilidades hacia los hijos siempre permanecerán vigentes legal y moralmente.
Eso nos lleva a considerar cuáles son los derechos de la otra.
Tengamos presente que sin importar lo que creamos de la infidelidad— todos los participantes son responsables del resultado.
El demonizar a uno u otra es inútil. Trae muy poca felicidad y ocasiona tremenda falta de sueño.
Dicho esto, pasaremos a esos derechos que—sin importar en qué lado esté la mujer—son derechos inherentes a su estatus como ser humano.
Hablaremos entonces de los siguientes aspectos que para propósitos de este articulo trataremos como derechos ineludibles.
1.Derecho a ser feliz
La felicidad—entre otras cosas—implica el encuentro de aquello que llena nuestro corazón.
El paseo, la lectura, la presencia de familiares—en fin—cualquiera de las cosas o actividades que cada una disfruta hasta el tuétano de los huesos.
Todas tenemos ese derecho sin importar si somos esposa o amante…
La felicidad no está reservada solo para los fieles…
2.Derecho a meter la pata por error
SI…todos cometemos errores. Algunos insignificantes y otros más serios.
¿Se considera un error el enamorarse de una persona que no está disponible ni legal, moral o emocionalmente??
El que amar sea un error está en entredicho.
¿Cuántas amigas podrían decir que escogieron enamorarse de un hombre en específico?
Por lo general confiesan que no pudieron evitarlo. Que fue amor a primera vista etc.…
El amor todavía continúa siendo un misterio. El dolor resultante del traspiés es lo que nos evidencia la toma de una mala decisión.
Mientras puedas sé consciente de tus decisiones buscando emprender el mejor camino y sin errores graves.
3.Derecho a ser tratada con respeto y dignidad
Toda persona tiene ese derecho. No importa si es ‘la otra’ o la que está sufriendo el embate de una infidelidad. Dando respeto se recibe respeto.
Exigimos respeto tanto de nuestra pareja como de nosotras mismas. Si no aquilatas tu persona nadie lo hará por ti.
Ahí es que comienza la solución del problema.
El trato respetuoso y digno de todos durante el proceso de aclaración del dilema los llevará lejos en el camino hacia la solución.
4.Derecho a soñar
Y para las damas involucradas en el enredo, les recomiendo buscar oportunidades que sirvan de respaldo a sus sueños manteniéndose ocupadas y enfocadas en el futuro.
El estrés que trae consigo el estar inmersa en un lio así en ocasiones troncha planes creados previamente.
Que eso no te suceda a ti.
Clarifica cuanto antes el sendero a seguir con o sin tu pareja oficial (o ajena) y encamina tu vida hacia el cumplimiento de tus aspiraciones.
5.Derecho a ser tomada en consideración
Nuestra voz se debe hacer sentir—muy de la mano con el respeto, por cierto.
Todas tenemos el derecho de opinar sobre lo que está pasando sin permitir que se menosprecie lo que pensamos o sentimos.
Eso es cierto sin importar en qué lado del boyete estemos.
Verbaliza tu opinión con respeto y consideración—pero solo después de bien analizada tu postura.
6.Derecho a permanecer libre de maltrato
El debacle que aflora con el descubrimiento del triángulo amoroso no abona a la calma.
Sin embargo— a ninguno le cobija el derecho de maltratar a otro y en estos casos el autocontrol es indispensable
Las mujeres en momentos de crisis pueden asumir posturas agresivas tanto físicas como verbales (y ni se diga del varón).
Es fácil pasar por alto—en el momento turbulento—que tanto la nueva protagonista—como la pareja adentrada en el sufrimiento de la percibida traición—tiene derecho a recibir buen trato.
Ningún maltrato se debe tolerar.
Ahora tocaremos algunos puntos sobre los cuales algunas amigas preguntan y deseamos aclarar. Continúa leyendo para que te beneficies.
La culpa es huérfana
Ser partícipe de un triángulo amoroso no deseado es una posición poco envidiable ya que clásicamente la sociedad culpa al último en llegar (la otra o el otro) del rompimiento de esa relación.
Peor aún—por lo general la pareja oficial niega ser responsable de propiciar la infidelidad.
Se requiere de mucha claridad mental para evitar señalar chivos expiatorios y aceptar la responsabilidad que le corresponde a cada cual en el suceso.
Te sugiero leas este articulo: CONFESIONES DE UNA INFIEL…sanando la culpa de una infidelidad…
El ajuste y los vínculos
Tras la ruptura de una relación, el hombre o mujer que abandona el nido comienza una relación con su nueva pareja donde el acoplarse no resulta fácil.
La negociación para llegar a unos acuerdos de cómo se llevará a cabo el cumplimiento de sus obligaciones con la relación anterior en la mayoría de los casos se torna conflictiva.
Y esto sin duda afecta a todas las partes involucradas.
Pero es ‘la nueva amiga’ quien a pesar de estar involucrada— debe asumir cierta distancia en las decisiones que pueda tomar el hombre con su pareja anterior.
Sin embargo, este debe entender que dichas decisiones afectan de manera directa la posición de “su nueva compañera” por lo que debe ser muy inteligente al momento de tomar decisiones que impliquen cambios en el estatus quo.
Para “la otra”—el ignorar que existen lazos inquebrantables entre su pareja y el o la ex—cuando hay bienes e hijos en común—se traducirá en muchos momentos de incertidumbre difíciles de sanar si perduran a lo largo de su nueva relación.
Cuando una pareja decide formalizar una relación, se ponen sobre la mesa temas importantes como las responsabilidades y compromisos que tienen dentro y fuera de su vínculo.
Lo que no se pone en discusión como punto importante, es que probablemente el hombre aún no ha definido como cumplirá con los compromisos con su pareja anterior.
Les aseguro ese tema puede ser mucho más complicado de lo que se piensa.
Y—amiga—si eres la tercera en el trio—ten en cuenta que sería ventajoso para ti el abstenerte de participar en dicho argumento ya que esa es la responsabilidad de tu nuevo compañero con su pareja anterior.
El mayor temor de la nueva amiga es perder el control sobre los asuntos relacionados con su actual pareja—desde el punto de vista tanto emocional como financiero.
Pero sin duda—ella o él—tiene que reconocer y afrontar el hecho de que existe un vínculo que mantiene a su nueva pareja conectado con la ex.
El sentido de pertenencia y control
El ser humano tiene bien arraigado el sentido de pertenencia y eso aplica especialmente en el amor; este lo hace ejerciendo el control y adueñándose de su territorio.
Por lo tanto—“la otra”— al creer que está en pleno derecho de tomar decisiones cruciales con relación a la vida anterior de su nueva pareja—puede inmiscuirse indebidamente— acarreando consecuencias negativas y afectando nocivamente la relación con su hombre.
Al una mujer sentir que pierde el control sobre las acciones de su pareja, sufre frustración y en muchos casos hasta se arrepiente de haberlo conocido…
Errar en el manejo de una situación como esta puede causar—en muchos casos—el rompimiento temporal o definitivo de la nueva pareja.
Un sentido de pertenencia sin control prende el fuego a la discordia.
Camino hacia la paz
Y finalmente, la mujer que ocupa el nuevo lugar en una relación está sujeta a las normas morales de nuestra sociedad al igual que su recién ganada pareja y la compañera anterior de este.
Clasificar a ‘la otra’ como malévola y mal intencionada no describe el cuadro de lo sucedido.
Adjudicar culpas no abona a nuestra sanación.
Aceptemos que la otra también es una mujer que ama y sufre como tantas mujeres en relaciones insatisfactorias.
Un grado de responsabilidad en el suceso es lo que pueden asumir todos los involucrados.
Mientras más temprano acepten su papel en el acontecimiento—menor será el dolor y el camino hacia la paz se tornará más llevadero.
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