Cuando se ama a una persona no se pone en peligro su paz ni su bienestar personal. 

 

Las conductas pasivas agresivas logran eso precisamente. 

 

Buscan ganar el control de la situación o pareja sin utilizar la confrontación por temor a perder. 

 

Aparentan ser sacrificados en nombre de la relación pero por debajo de esa fachada acomodaticia yace la intención de manipular y conseguir lo que desean.  

 

Al ser confrontados lo niegan todo haciéndose pasar por víctimas. “No soy yo, eres  tú que piensas así.”

 

 

Básicamente una hostilidad pasiva al evadir una comunicación directa.

 

Es un “pisa pasito y jode duro” …como decían en mi pueblo.

 

Un tipo de rabieta, enmascarada con un aspecto pasivo.

 

Cuando está molesto no te mira a la cara evadiendo contacto visual. Si te le pegas—se muestra rígido—no reacciona.

 

Si tienes una pareja con esta descripción de seguro te afecta emocionalmente ocasionandote ansiedad o hasta un grado de depresión.

 

Constituye una forma tranquilita de castigarte y manipularte para conseguir lo que quiere.

 

“Matándote a cuchillo de palo. Vuelven loco a cualquiera.” Eso decía mi abuela y con mucha razón.

 

Veo artículos sobre el hombre pasivo-agresivo que prácticamente requieren que tengas un grado en psicología para el manejo de la situación. 

 

Duele aceptarlo, pero si después de hablar con tu compañero sobre su conducta y como su proceder te hace sentir—este se resiste al cambio—considera arrancar por otro camino tan pronto como puedas. 

 

De inmediato sería mejor.

 

Ayer pasé un rato en un restaurant y las vecinas de la mesa contigua tenían una conversación muy interesante sobre una de sus parejas. 

 

Ni se dieron cuenta que yo escuchaba. La queja de una de ellas describía la angustia que sentía porque su compañero estaba en ocasiones—hasta una semana—sin dirigirle la palabra ignorándola y sin ella saber el porqué.  

 

Ambas intentaban analizar la conducta del hombre pero en ningún momento escuché opciones dirigidas a confrontar al varón o abandonar la relación.

 

La impresión que daba la afectada era del completo encierro en un callejón sin salida.

 

La buena amiga le brindó su apoyo y ambas abandonaron el lugar inmersas en una nube de indecisión  e impotencia.

 

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No siempre tiene que ser así. Si te armas de valentía y reconoces las opciones disponibles puedes encontrar la salida que tanto necesitas.

 

¿Y cuáles son esas conductas que te afectan?

 

Son muchas, pero aquí te presentamos las que en nuestra opinión consideramos las peores…

 

• Cara de irritación, evade contacto visual, silencio, te ignora
• Deja todo para después
• Tercos
• ‘Olvidan’ hacer las cosas
• Ignoran a la persona cuando están molestos con ella
• Utilizan sarcasmo al hablar
• Critican mucho
• Se quedan callados cuando le pides una respuesta
• Evaden la comunicación efectiva
• Cometen errores a propósito
• Son desagradables y argumentativos
• Culpan a otros
• Se sienten inferiores/mentalidad de victima/sin ningún control
• Tiran las puertas y gavetas
• Cuando no dices lo que quieren escuchar te dan la espalda y siguen su camino olvidándose de que mereces respeto

 

A menudo utiliza el silencio en presencia de tus familiares y se lo dejas pasar por temor a abandonarlo y luego no conseguir otra pareja—ya sea por tu edad u otras circunstancias personales…

 

Si no te mira a la cara y evade contacto visual—te le pegas  a ver si un cariñito subsana la situación pero el hombre se muestra rígido y no reacciona.

 

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Tengo una amiga en esa situación y piensa que su marido la resiente porque ella goza de una ventaja económica y en este momento él depende de ella. 

 

Puede ser. 

 

Aquí tenemos que analizar si la conducta del hombre es pasajera debido a circunstancias especiales o es una conducta que siempre exhibió formando parte de su carácter.

 

Bueno… ¿y ahora qué? 

 

Háblale directamente.  Dile lo que te molesta. Intenta sin coraje y sin ser reactiva. Tu reactividad te afecta más que a él.

 

Entiende de una vez que un cambio positivo en él es poco probable. De ser así, no le digas todo. Puede utilizarlo en tu contra.

 

Acepta que su conducta es una forma de abuso y no la toleres sin expresarte en contra.

 

Si puedes descubrir sus verdaderos sentimientos a través  de su lenguaje corporal déjaselo saber indirectamente…

 

“Me parece que estas molesto. Esa cara que tienes siento que es de coraje.”

 

Sé egoísta— piensa solo en ti —de manera que puedas decidir si abandonas la relación para considerar otra pareja.

 

No te molestes en ponerle etiquetas al hombre. Mantén  tu postura como una mujer segura  de sí misma, que sabe lo que quiere.

 

Reconoce que su conducta es una treta para conseguir lo que quiere a través de la manipulación. Aunque él mismo no lo reconozca o lo entienda.

 

Sabemos que es difícil no exhibir una rabieta ante su comportamiento pero perder el control en este caso es perder la batalla.

 

Hazle saber claramente que ya no le aguantarás sus manipulaciones y elimina las amenazas—si es que no piensas tomar acción. 

 

De continuar amenazando sin actuar perderás credibilidad y el poco respeto que él pueda sentir por ti.

 

Si ya estás harta de no ver mejoría en su actitud te digo que… “Mas abajo vive gente.” Busca la felicidad con otra persona.

 

Tu vida es muy valiosa para malgastarla en intentar rehabilitar a uno que no le interesa conocer sus fallas y mucho menos corregirlas.

 

Cuando a menudo te encuentras observándolo para descubrir el animo en el que se encuentra en ese momento—debes reconocer que tienes un serio problema en mano y probablemente necesitas un espacio para reflexionar sobre el futuro de la relación.

 

Una vez reconozcas que no eres su terapeuta—solo su pareja—comenzarás a entender que puedes liberarte—no solo de la preocupación—también de la relación—si así lo decides.

 

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